lunes, 23 de febrero de 2009

El cementerio de tu olvido

Por un día fui la muerte, odiada por muchos, deseada por pocos… Ese fue el más largo y difícil de los trabajos, puesto que el implacable sol y la espléndida luna que observaban desde su lugar en el inclemente cielo se reían de la torpeza de este ser que estaba aprendiendo a sufrir y a reír.
Fue difícil arrebatar el brillo de la niña que moría de hambre tirada en una alcantarilla, quien al verme sonreía y decía gracias por terminar mi agonía. Fue más fácil terminar con el anciano que había trabajado todos los días de su vida, y postrado en una cama suplicada a su dios un rápido e indoloro adiós.
Fue trágico cuando una bala atravesó el corazón de aquel joven médico, que estaba atendiendo a ese hombre herido, quien por robarle el bolso a una dama que corría suplicando por el dinero para pagar la cirugía de su hija, fué herido por el policía en guardia.
Pero fue más doloroso ver mi rostro reflejado en tus ojos, que suplicantes me miraban para darte otra oportunidad… y como consecuencia de ello, aquí estoy, observando mi cuerpo putrefacto en el cementerio de tu olvido, mi querido amigo.

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